La Vida del Espíritu
“Cuando el alma posee la vida del espíritu, produce buenos frutos y se convierte en un árbol divino”.
— ‘Abdu’l-Bahá
Bahá’u’lláh nos enseña que “la verdadera vida no es la vida del cuerpo, sino la vida del espíritu”.
Esto nos recuerda que nuestra existencia va más allá de lo físico, pues nuestra alma, un reflejo divino, está en constante evolución.
Nuestro propósito en este mundo es desarrollarnos como seres humanos integrales, servir a los demás y cultivar virtudes que nos preparen para la próxima etapa espiritual.

Nuestro propósito en este mundo es desarrollarnos como seres humanos integrales, servir a los demás y cultivar virtudes que nos preparen para la próxima etapa espiritual.
¿Cómo nos conectamos con nuestra alma?
- Actos de devoción: Orar, meditar y reflexionar nos acercan a Dios y fortalecen nuestra conexión espiritual.
- Servicio a los demás: Ayudar a los demás nutre nuestra alma y nos alinea con el propósito de nuestra existencia.
- Carácter y acciones: Cultivar virtudes como la bondad y la integridad transforma nuestro ser y contribuye a un mundo más justo.
En resumen, vivir una vida con significado no es solo aprender o disfrutar, sino descubrir cómo podemos hacer el mundo mejor mientras nos volvemos más fuertes por dentro.
Bahá’u’lláh nos dice “¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Mi primer consejo es éste: ten un corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya una soberanía antigua, imperecedera y eterna”.
Contáctanos y descubramos juntos el camino hacia una vida de propósito y transformación.


