Así como nuestro cuerpo necesita comida para funcionar, nuestra alma también necesita su propio “alimento” para fortalecerse día a día, y lo encontramos en la oración. Esa conexión espiritual nos ayuda a crecer y sentirnos más cerca de Dios.
La oración nos ofrece momentos de calma y reflexión, alejándonos del ruido y acercándonos a Dios. Al orar y meditar, fortalecemos nuestra alma y nos preparamos para servir con amor y compasión. Esta conexión espiritual nos une como comunidad, compartiendo estos momentos juntos.
Por eso, estamos creando espacios devocionales donde nos reunimos para orar, compartir y fortalecer los lazos comunitarios. La Casa Universal de Justicia nos recuerda que:
“Las reuniones devocionales son ocasiones en las que cualquier alma puede entrar, inhalar los aromas celestiales, experimentar la dulzura de la oración, meditar sobre la Palabra Creativa, dejarse transportar en las alas del espíritu, y comulgar con el Amado. Se generan sentimientos de camaradería y solidaridad, sobre todo en las conversaciones espiritualmente elevadas que se producen de forma natural en esos momentos y por medio de las cuales se puede abrir la “ciudad del corazón humano”
¿Te animas a ser parte de una reunión devocional en tu hogar o en tu barrio?
